Es difícil alcanzar el centro
exacto
de las líneas rojas invisibles
esas
de lo oculto a los ojos ciegos
mentirosos
que delimitan allí la frontera
infranqueable
donde el equilibrio desafía
invisibilidades
y la luz justiciera juega con el tiempo
justo
en el momento decisivo de ser
nadie
y volver a la oscuridad clandestina
donde
conjugamos olvidos casuales
líquidos
mientras ellos nos sienten
acabados
y nosotros sabemos que aún
somos
los que no tememos a nada
quienes
no tenemos nada que perder… losers
que siempre estuvimos rompiendo
esquemas
pero
ya
no
nos
ven
y
tal
vez
jamás
nos
vieron
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