Ochenta y nueve años
larga espera de dolor
insoportable
silencio de miedo…
sueño imposible de sepultura
dónde poder dejar flores
y palabras y lágrimas y nombres
la fría crueldad inmensa
no pudo con la desolación
Treinta y seis metros
de profundo y lúgubre sufrimiento
honda tortura
kilos incontables de piedras
olvido imposible de inocentes
ignorar a los perdidos
tiempo y miedo y tierra
para enterrar a los libres
su culpa y su mal fue solo ser
Mina La Paloma como humilde epitafio
allí están ellos
y están allí las esperas
entre penas y duelos
orfandades y heridas sin cerrar
en cada arruga el dolor
nunca erosionado por los tiempos…
Nada más injusto
que cada día sobreponerse a lo injusto.

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