Este amanecer azul
de frío huérfano de sueño
de náusea pospuesta y vencida
de miseria inconfesable y pudor
parece ofrecer una esperanza
una sola y única
a esa ingrata curiosidad
de los que no saben si regresan
o si se van al lugar
donde despojarse de sus vidas.
Ciega aún en su marcha blanca
el sueño de una inoportunidad
imposible y fugaz
lugares donde no existir
encontrar una sola respuesta
entre lo vital y lo ingrávido.
Allí está ella
pura y atroz
como la vio don Antonio.

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