Para Ada Salas,
que, una vez, durante 55 Segundos
me dejó ser ella.
Llovía
entre sus manos llovía
y era invierno
debajo de su voz
fue calor
tropical y húmedo
en su voz lenta
en su viento muy cálido
que salía
de sus dentros
como si lo hubiera planeado
una transformación en nosotros
dejar de ser quienes somos…
ser
ella.
Luego niebla
la que invocó
su pecho
sus manos
sus ojos
cuando leyó su poema
después
brisa
sutil
por último ciclón que borró
todo
cuando cerró
el libro
se quitó
las gafas blancas
como si quisiera subrayar
el milagro…
de sentir
por un instante
interminable
fugaz
ser ella.
fue así
lo sé
fui ella
cincuenta y cinco segundos
fugaces
eternos
únicos
y ya
no sé
vivir
siendo yo
porque
quiero
ser
ADA.
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