No me gusta el color que destruye la verdad
destrozando cada matiz
de todas las cosas perdidas
en degradados y desenfocados,
tampoco el ruido que rompe
esquemas aleatorios
sutiles o estrictos o impuestos
como moldes establecidos por el amo.
Odio la luz falsa y directa
que muestra como somos
en la realidad impune y suicida
sin esperanzas de ser otros
sin posibilidad alguna de una huida.
No puedo con mi lluvia que oscurece
ni con las falsas sonrisas
acorazadas tras palabras amarillas
gestos de felicidad estudiada.
Reniego de mis grises
de mis baldosas sueltas y traicioneras
de sus los charcos situados
en coordenadas estratégicamente perfectas…
Soy quien no vuela
quien es nada y mira
escondido tras mi perfil
farsante en mi invisibilidad de farol.
No me busques en mi noche
en mi frío ni en mis muertes
déjame saber que caigo
frustrando todas las apuestas seguras
no me señales, no me llores
no me rindas, no pienso luchar…
pierdo cada batalla
muerdo todas las arenas
mastico mis malas tierras
y vivo con ello y sé…
en pie, pero, humilladamente derrotado.
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