A don Luis Alberto de Cuenca
con tanta admiración como devoción.
Don Luis Alberto no tiene sitio
ni sillón
ni letra
los académicos no lo quieren allí
en su templo de cultismos
de adjetivos calificativos y sujetos
no, no hay sitio para él,
proclaman en su cónclave
dictaminan en su conciliábulo,
escondidos tras su oscuridad
en un alevoso ajuste de cuentas.
Se creen brillantes eruditos
se creen elegidos sabios
se creen regalos de Dios,
los ilustres es sus sillones
juegan a serlo.
Nunca sería de un club que me aceptara,
decía Don Groucho
y eso mismo debe pensar Don Luis Alberto
cuando le quitan un sitio en la Academia
y le dan su lugar en la poesía española.
Este país no sabe rendir honores
la envidia triunfa
la mezquindad vence
que difícil es ser tan grande
y tan humilde Don Luis Alberto.
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